
La Beata Rita Dolores Pujalte Sánchez nació Aspe (Alicante), el 18 de febrero de 1853 a las siete de la noche, hija legitima de Antonio Pujalte Anton y Luisa Sanchez Almodovar, y nieta de Antonio Pujalte y Trinitaria Antón y de Antonio Sanchez y Josefa Almodovar, como viene recogido en el registro civil del Ayuntamiento de Aspe, en el seno de una familia cristiana y acomodada. Sus años de infancia y adolescencia estuvieron marcados por una fuerte religiosidad, que la llevaron a comprometerse en la catequesis y obras de caridad.
En 1888 ingresó en el Instituto de Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, fundado en 1877 por Madre Isabel Larrañaga, en la que desempeñó los cargos de maestra de novicias y general. Hizo su profesión religiosa el 21 de junio de 1890 y, a su debido tiempo, emitió sus votos perpetuos.
Destacó por la solidez de su fe, caridad, espíritu de oración y trato humano. Llevó con paciencia una enfermedad en el ocaso de su vida y la ceguera, ayudada hasta el final por la beata Francisca Aldea Araujo, miembro de la misma Congregación, de la que fue maestra de novicias. La beata Francisca nació el 17 de diciembre de 1881 en Somolinos, provincia de Guadalajara. Desempeñó diversos cargos en el consejo general, fiel observante de la regla, humilde, prudente, entregada al trabajo y la oración.

Las dos habían pasado parte de su vida en el Colegio de Santa Susana y juntas salieron de él para recorrer un camino que las convertiría en testigos de su fe. El Colegio estaba enclavado en el Barrio de las Ventas, entonces una de las zonas suburbanas de Madrid. Este Colegio funcionaba como Curia General, y acogía, además de a las religiosas, a niñas pobres y huérfanas. Aunque la situación era extremadamente peligrosa, en medio de un ambiente general de crispación, la Comunidad optó por permanecer en el Colegio para atender a las niñas.

Según testigos, tanto Rita Dolores y como Francisca, en cuanto tuvieron noticias de que la llegada de los milicianos era inminente, se dirigieron a la Capilla para prepararse al martirio. Prodigaron con generosidad el perdón anticipado para sus verdugos, y se dispusieron a la muerte, que presentían segura, poniendo el presente y el futuro en las manos providentes del Padre. «Echémonos en sus brazos y que sea su santísima voluntad», dijo Madre Rita Dolores.

Hacia el mediodía fueron conducidas violentamente al interior de una camioneta. Ellas no opusieron resistencia; al contrario, esperaron sin desmayo su evidente muerte. El 20 de julio de 1936, hacia las tres y media de la tarde, fueron fusiladas en la carretera de Barajas. Su fama de martirio se divulgó muy pronto.
Testigos presenciales se maravillaron de la serenidad de sus rostros y del perfume que desprendían sus restos mortales. Por todas partes dejaron una estela de santidad y sencillez.
Fueron coherentes hasta el final en el camino elegido para hacer el bien en servicio y entrega a los hombres y mujeres de su tiempo.


ABC Madrid.- Varias monjas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús (una de 83 años) fueron sacadas de su casa en la C/Alcalá, 168 y llevadas a empujones a Canillejas y asesinadas tras un asalto con banderas comunistas de milicianos y milicianas con disparos sobre el colegio en que habí con ellas 80 niñas a las que cuidadaban de cinco a 17 años. Entre ellas figuran las acutalmente beatas Rita Dolores Pujalte Sánchez y Francisca Aldea Araujo. La madre Rita Dolores (nacida en Aspe, Alicante) tenía 83 años y estaba prácticamente ciega y la madre Francisca (nacida en Somolinos, Guadalajara, que allí se quedó porque era quien la atendía). Las sacaron del convento y fueron hasta la inmediata calle de Alcalá, donde en el número 198 (o 168) las acogío doña María Turnay y su hija. Al poco llegaron los milicianos y dos milicanas comunistas de Ventas a buscarlas y las llevaron a empujones escaleras abajo hasta un camión que las condujo a la muerte en Canillejas. Dieron una vuelta a la plaza de toros de las Ventas y al haber mucha gente siguieron hasta Canillejas. Las mataron a las cuatro de la tarde en la carretera de Barajas en el lugar que luego cortó la autopista al aeropuerto con nueve disparos. Sus restos fueron trasladados tras la guerra al Colegio de Nuestra Señora del Carmen, en Madrid. Otras monjas salvaron la vida al ser acogidas por una vecina que avisó a familiares para que fueran a buscarlas.

ABC Provincias.- Corría el mediodía del 20 de julio de 1936 cuando un grupo de hombres armados comenzó a disparar sobre el colegio de Santa Susana, que gestionaban en el madrileño barrio de Ventas las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. Dentro se encontraban las hermanas Rita Dolores Pujalte y Francisca Aldea, las primeras religiosas asesinadas «por odio a la fe» durante la Guerra Civil, según el último estudio elaborado por Gregorio Rodíguez. Su martirio, al que hoy se rinde homenaje, tuvo lugar, paradójicamente, en las inmediaciones de la actual sede de ABC.
Libro «El hábito y la cruz» (Edibesa), En la publicacion se relatan los martirios de las 296 religiosas que fueron muertas entre 1936 y 1939. Un estudio que corrige investigaciones anteriores y cuyas conclusiones han sido calificadas de definitivas. Muchas de ellas -como estas dos hermanas de la Caridad- ya han sido beatificadas. Otras muchas lo serán el próximo 28 de octubre, dentro de la celebración por los 498 nuevos beatos de la «persecución religiosa» que se llevará a cabo en Roma. Para otras muchas, todavía no ha llegado el tiempo.
Relato del martirio

«Salieron del colegio y escoltadas por dos milicianos siguieron hasta la inmediata calle de Alcalá (...). Dos horas más tarde, se presentaron en el piso cinco hombres armados y dos mujeres del radio comunista de Ventas en busca de las religiosas. Las hicieron levantarse de la cama, descender hasta la calle, y en un coche de una ocho plazas las llevaron rápido a la plaza de toros (...). Tomaron la carretera de Aragón, hacia el inmediato pueblo de Canillejas. Al llegar a esta población, un control allí instalado detuvo el coche, por lo que los milicianos mandaron bajar a las dos religiosas y las hicieron caminar unos metros adelante por la carretera de Barajas. En el lugar que cortó luego la autopista al aeropuerto, les dieron muerte con varios disparos de fusil en la cabeza y en otras partes del cuerpo. En total, nueve disparos».
El de estas dos hermanas es uno más de los cientos de ejemplos de mujeres consagradas a Dios -religiosas, novicias, postulantes e «hijas de la casa»- y que, como resalta en su introducción el autor de la investigación, «murieron en el marco de una persecución religiosa y su muerte fue debida a lo que representaban como integrantes de la Iglesia».
El estudio completa el histórico informe elaborado en la década de los años sesenta por el arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, quien cifró en 285 el número de religiosas asesinadas durante la contienda. Sin embargo, la dificultad para encontrar testimonios verídicos hizo que esa cifra bailase.

Tenía, al momento del martirio, 83 años.
Oración
Señor Dios nuestro, que otorgaste la gracia del martirio a tus siervas Rita Dolores y Francisca, quienes, por su fe y por el testimonio de su caridad, siguieron a Cristo hasta la entrega total de sus vidas, te pedimos que, animados por su ejemplo, seamos fieles a nuestra fe y ayudemos a otros a acogerla y a vivirla.
Concédenos, por su intercesión, el favor que ahora te suplicamos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
Fuente: Congregación Hnas de la Caridad del SCJ
Beatas Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte y Sánchez, y Francisca del Corazón de Jesús Aldea y Araujo, vírgenes y mártires
DEP